UN BEBÉ QUE SALE A SANAR A LA GENTE POR KARINA OBERTINI

UN BEBÉ QUE SALE A SANAR A LA GENTE

Pero no un bebé normal. Sus padres esperaban al niño con poderes sanadores. Tenía un lunar en el ojo que indicaba que ése era el niño que esperaba su familia y el pueblo. El niño nació y la gente se acercaba y sanaba. Cuando creció siguió sanando a las personas, pero él se daba cuenta que no tenía magia. Las personas otorgaban poderes a su mano y le pedían al niño que las abrazara. Él accedía al pedido porque en la gente estaba la ilusión y la creencia de que tan solo estando cerca, sanarían, y así lo hacían. El niño siguió creciendo, pero a pesar de ver a todas las personas que había curado, él se daba cuenta que no tenía poderes y que no era especial.
Cuando se lo dijo a su padre, éste le pidió que no dijera nunca más eso, y le ordenó que no hablara. La gente se seguía sanando.

Al no hablar escuchaba a su magia hacer el trabajo (el ruido que hacía al funcionar).
Al no hablar necesitaba un contacto con la gente y entonces las abrazaba.

La razón de su padre fue porque se daba cuenta que cada persona encontraba su salud, sólo que necesitaba verla y el niño era la salud. Cuando se acercaba, los encontraba.
Un día se perdió el niño en medio de la India. Los padres desesperados y la gente lo buscaban. Habían perdido la salud. Hasta que lo encontraron.
Porque debe ser cuidado, porque si no se cuida la salud, se pierde.

El tenía el poder de poder hacer lo que debía y eso era lo milagroso. Allí estaba su diferencia, su ser especial.

KEO
Enero marzo 2011