PARA MI PSICÓLOGA MARIANELA

La psicóloga tiró una piedra al abismo, el paciente la siguió. Luego de un tiempo incierto, el paciente volvió con la piedra en la mano y se la devolvió a la psicóloga.

Por Karina Obertini

23/09/2013

MI TIERRA SOLO TIENE UNA LUNA

Recorrí tantos soportes que entré en ellos.
Escribía, entonces, electrocardiogramas.

Las personas descifraban las ondulaciones,
y cual mar, las llevaba a alguna orilla.
Pero ella era mi luna.
Ella cambiaba los dibujos de mis versos
ella llenaba de estrellas mi mundo marino.

Cuando ella estaba,
en mis ostras nacían las perlas
en manera de eternizar mi luna.

Así los versos adquirían la vida del mar
ornamentándose de estrellas y de perlas,
pero respondiendo al sol y a la... Continuar leyendo

MI PRINCESA ESMERALDA 2

Era arqueóloga y estaba enamorada de las rocas. Veía una roca, y la agarraba. La exhibía como una princesa en el mejor lugar de su casa. La admiraba todos los días y en sus sueños. Luego encontraba otra roca y hacía lo mismo. Su casa estaba llena de rocas y les daba el mejor lugar.
Cierto día tanto agarró la roca, que estaba en su pedestal, que se le desarmó y dejó ver que dentro, era una esmeralda.

Para Germán
De Kri O.
30/11/12

MI PRINCESA ESMERALDA


Una joven desesperada por encontrar a su amor. Se preguntaba, ¿cuándo lo encontraría?, ¿cuánto duraría ese amor?
Un viejo amigo le dio una flor, y le dijo que la cuidara, que lo que viviera esa flor, sería lo que iba a durar su amor.
La joven Esmeralda cuidaba con cautela y esmero esa flor, hasta que a la semana, murió el vegetal.
Preocupadamente Esmeralda continuó regando día a día el lugar donde estaba.
Pasó el tiempo, hasta que del lugar comenzó a brotar una nueva flor.... Continuar leyendo

ENTRE MI POSICIÓN Y EL PECADO

Cuando me lastimaban
mi casa me curaba
mis amigos me lastimaban
pero los perdonaba a todos.
Mi casa era segura
nada me lastimaba.
Entraban a lastimarme
mi casa me defendía.
Ella vendaba mis pies
ella cambiaba mis ojos.
No lloraba las penas que me causaban
mi casa cambiaba mis ojos
y perdonaba.
Se convertía en un templo de confesos.
Realmente no perdonaba.
Pero al salir a la vereda
se producía el verdadero perdón.
En la vereda llovía
pero no estaba en el lugar del otro
no... Continuar leyendo