

EL CEIBO
Érase un pájaro rojo, muy inteligente, que disfrutaba de sus vuelos y aventuras.
En su experiencia observó que donde fuera que iba, siempre había un árbol que tenía espinas en las ramas. Pero eso no lo espantó a pararse en ellas, porque el árbol, siempre que no se le caían los brazos, por el invierno y por ser joven, estaba con los brazos abiertos, ¿qué paradoja no?
Entonces concluyó que sus espinas eran sólo la coraza que lo protegía, ya que tendría miedo de... Continuar leyendo